Tipos de calzados para trabajo
2 nov. 2019
A la hora de botas de trabajo tenemos que tener en cuenta los tipos de calzado para trabajo que nos ofrece el mercado. Según la tarea a desempeñar necesitaremos calzados de seguridad, calzados de protección, calzados de trabajo y calzados especializados para riesgos mecánicos, eléctricos, químicos o térmicos. Los operarios de construcción, técnicos o trabajadores en general que estén expuestos a sufrir daños en sus pies necesitan del calzado adecuado para protegerse. Por ello, existen diferentes tipos de botas:
Calzados de seguridad: posiblemente el tipo de bota más completa y utilizada. Además de estar fabricada en un material exterior resistente e impermeable, la suela es resistente y la puntera acostumbra a estar reforzada para resistir cualquier riesgo de presión sobre los dedos del pie. Forman parte de cualquier equipo de protección básico.
Calzado de protección: al igual que el calzado de seguridad, éste tipo de bota protege al trabajador pero suele ser una opción más barata y habitual en operarios de tiendas o mozos de carga y descarga de mercancías ligeras. Para encontrar el mejor calzado de protección debemos de buscar comodidad y ligereza para una mayor libertad de movimientos.
Bota de trabajo: a diferencia de los dos anteriores tipos, las botas de trabajo son más profesionales y aportan una mayor seguridad y resistencia al impacto. Además de las propiedades antideslizantes de la suela o la impermeabilidad del tejido externo la mejor bota de trabajo incorpora elementos de seguridad para las extremidades inferiores y la espalda. Son ideales para trabajadores que echan muchas horas de pie sin poder sentarse a menudo. Es posible que encontremos botas de trabajo de piel a buen precio.
Bota de trabajo para riesgos mecánicos: una buena bota de trabajo que cuide de nuestros pies frente a cualquier riesgo mecánico debe de disponer de una puntera de acero y ser altamente resistente. Es muy importante que nos proteja en caso de aplastamiento por caída de un objeto sobre el pie o bien ante la posibilidad de clavarnos una punta o pieza metálica punzante y así evitar una posible perforación.
Bota de trabajo para riesgos eléctricos: allí donde haya electricidad debe haber una bota con suela de goma para evitar que haga masa con el suelo y nos electrocutemos. Estas botas de trabajo son ideales para evitar choques eléctricos por contacto directo o indirecto o quemaduras causadas por un cortocircuito. Este tipo de calzado aislante de la electricidad suele ser utilizado por trabajadores de instalaciones eléctricas y dependiendo del grado de protección pueden resistir voltajes hasta de 1500V en corriente continua.
Bota de trabajo para riesgos químicos: este tipo de botas de trabajo está pensada para proteger a los trabajadores de laboratorios o que puedan estar expuestos a productos químicos. Esta bota suele fabricarse en cuero, caucho o algún tipo de polímero. La suela nunca podrá ser de cuero. Pueden ser utilizados para aislar los pies del contacto directo de los químicos o el contacto mediante pulverización.
Bota de trabajo para riesgos térmicos: tanto para temperaturas altas como bajas, este tipo de botas de trabajo térmicas protegen los pies del frío que puede haber en una cámara frigorífica en un barco pesquero y del calor como sucede en fábricas donde se funden metales a importantes temperaturas.